La cita no tiene desperdicio y, aunque es larga, merece ser transcrita íntegra: «Hoy, en Europa, por la globalización y el fenómeno de la inmigración, se da una convivencia de religiones y confesiones en una misma zona geográfica, como probablemente no se ha dado antes en la Historia. Ante esto, muchos proponen borrar la identidad propia de cada creyente, como si la religión fuese motivo de conflicto y hubiese que dejarla en un ámbito privado, sólo para el culto. Pero el hecho religioso configura a la persona, su forma de ser y de vivir junto a los demás, y, por eso, cada confesión religiosa tiene una dimensión social diferente. Conocer el hecho religioso y respetarlo, sin querer borrarlo de la sociedad, favorece la cohesión social y la verdadera tolerancia, basada en el respeto a la diferencia, en el diálogo con el otro y en la búsqueda de la verdad. Y si eso se hace desde la escuela, la asignatura de Religión confesional puede jugar un papel fundamental para la cohesión de la sociedad europea, que cada vez es más diferente, e incluso dentro de la vida académica de los centros, en los que hay alumnos de distintas procedencias y credos. Por eso, la asignatura de Religión confesional, y no sólo de Historia de las religiones, mejora a la sociedad». La cita es de don Avelino Revilla, Presidente de Eufres, el Forum Europeo para la Enseñanza Religiosa Escolar, que, el pasado fin de semana, reunió en Madrid a expertos de toda Europa para analizar la incidencia social de la asignatura de Religión. Alfa y Omega nº 782.
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