lunes, 11 de mayo de 2009

Benedicto XVI, mucho más que un peregrino

FELIPE SAHAGÚN

Todo viaje al extranjero de un Pontífice es un viaje político, mucho más si se trata de una visita a Oriente Medio, origen de las tres religiones monoteístas y corazón del conflicto árabe-israelí. Describir, como oficialmente se ha hecho, la gira de Benedicto XVI del 8 al 15 de mayo por Jordania, Israel y Cisjordania como una peregrinación más es distorsionar su viaje más importante al extranjero desde que sucedió a Juan Pablo II en 2005.

Sin el carisma personal de su antecesor, mucho más a gusto entre libros y teólogos que entre diplomáticos y cámaras de televisión, Benedicto XVI intenta recuperar la credibilidad perdida ante judíos y musulmanes con algunas declaraciones y acciones no muy afortunadas, devolver la esperanza a la comunidad cristiana (católicos, maronitas y ortodoxos sobre todo) de la región, una minoría en peligro de extinción (se calcula en un tercio de la que había hace medio siglo), e impulsar el diálogo y la paz en una de la regiones más conflictivas del mundo. ARTÍCULO COMPLETO.

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