Dirigiéndose a los Ordinarios, el Papa señaló que "representan a las comunidades católicas de Tierra Santa que, en su fe y devoción, son como velas encendidas que iluminan los santos lugares cristianos, que fueron en un tiempo honrados por la presencia de Jesús, nuestro Dios viviente".
"En el Cenáculo el misterio de la gracia y salvación de la que somos destinatarios y también heraldos y ministros, puede expresarse solamente en términos de amor. Ya que Él nos amó en primer lugar y sigue amándonos, tenemos que responder con amor", explicó el Pontífice.
Según el Santo Padre, "este amor que transforma, que es gracia y verdad, nos lleva como individuos y como comunidad a superar la tentación de encerrarnos en nosotros mismos en el egoísmo, la indolencia o el aislamiento, en el prejuicio o el miedo y a entregarnos con generosidad al Señor y a los demás. Nos lleva como comunidad cristiana a ser fieles a nuestra misión con franqueza y valor". NOTICIA COMPLETA.
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