ETIOPÍA | Gerardo Olivares
Desde el aire se observan claramente dos grupos de iglesias separadas por un riachuelo que recibe el nombre de Jordán. En un grupo están las iglesias de San Salvador (que con 33 metros de largo, 23 de ancho y 11 de alto es la más grande de todas), Santa María, San Miguel, Santa Cruz, Santas Vírgenes y Golgota. El otro grupo lo forman las iglesias de San Manuel, San Mercurio, Líbano y San Gabriel. La undécima iglesia, la más espectacular de todas y que recibe el nombre de San Jorge, está separada del resto.
Todas, excepto ésta última, están conectadas entre sí por pasadizos subterráneos y angostos pasillos de piedra. Pero lo que realmente hace de este paraje un lugar único e insólito es la manera en que han sido creadas, siendo cada una de ellas única en su tamaño, forma y ejecución. No son edificios construidos con piedras, ni con madera, ni con otros materiales. Son de piedra, pero de una sola piedra; un gran monolito de roca volcánica roja bajo la superficie de la tierra, de 10-12 metros de altura, que fue aislado del resto de la montaña y luego horadado y tallado hasta convertirlo en una construcción de una sola pieza con sus ventanas, puertas, columnas, capiteles y arcadas. Leer
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