Si cada Jornada Mundial de la Juventud es un regalo para toda la Iglesia, lo es en primer lugar para la Iglesia local que la recibe. Los frutos dependen de la generosidad del cultivo pastoral realizado antes y durante su desarrollo, y de la calidad de la atención que se dedica al cultivo cuando se regrese de la fiesta a la cotidianidad.
Una nueva generación
Por primera vez la Jornada Mundial de la Juventud regresa a un país en que ya ha sido acogida anteriormente. Ha sido precisamente en Santiago de Compostela [1989] donde se ha delineado la estructura base que la Jornada Mundial de la Juventud conserva hasta el día de hoy: triduo de catequesis, vigilia de oración, celebración eucarística. Ante la tumba del Apóstol nos ha quedado claro que el camino de los jóvenes del mundo sobre las huellas del Sucesor de Pedro debe tener un carácter de peregrinación.