En estos días muchos profesores de religión y educadores pasan bastante tiempo buscando o preparando materiales para trabajar y reflexionar sobre la paz con sus alumnos. La celebración del Día Escolar de la Paz y la no violencia, en el aniversario de la muerte de Gandhi, se ha convertido en uno de esos hitos fundamentales en los diversos eventos que jalonan el curso escolar; que la no violencia se convierta por unos días en el centro de la convivencia en las aulas es una buena noticia por la que debemos felicitarnos.
Para la reflexión en el aula podemos encontrar una gran cantidad de materiales en diversas publicaciones y páginas de Internet. Presentaciones didácticas que enfocan la cuestión desde diversas perspectivas, con una gran dosis de creatividad y de sentido práctico que conectan muy bien con nuestros alumnos.
Sin embargo, en este año os proponemos una reflexión más honda./.../
Educar en esa línea supone rehacer el camino que se propone en este libro. No habrá paz sin un cambio familiar, social y económico, superando las instituciones de violencia del Estado y de otros grupos sociales, una paz que no se logra venciendo una guerra, sino haciendo una alianza (diálogo) entre todos los grupos sociales que creen en Dios o en la realidad suprema, como paz. No se puede hacer la paz sin un cambio cultural y político, sin un fuerte desarrollo afectivo y personal, sin un intenso compromiso a favor de los niños. Por eso, la educación para la paz no puede ser una asignatura más (aunque puede darse tal asignatura), sino un proyecto o programa integral de vida, de niños y adultos, a favor del ser humano, un proyecto que puede y debe expresarse como huelga activa, no-violenta, pero muy intensa, y universal, en contra de las instituciones y sistemas dominantes.
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