miércoles, 18 de abril de 2012

San Benito y la acción benéfica de los monjes en Occidente

Redacción (Lunes, 16-04-2012, Gaudium Press) La entrada de Pablo a la comunidad cristiana impulsó el carácter universal de la Iglesia. Investido de un especial carisma para llevar la buena nueva del Evangelio a las naciones paganas, amplió los límites de la Iglesia, como él mismo testifica: "vieron que la evangelización de los incircuncisos me era confiada, como la de los circuncisos a Pedro (porque aquel cuya acción hizo de Pedro el apóstol de los circuncisos, hizo también de mí el de los paganos)" (Gl 2, 7-8). 
El Espíritu fue inspirando, de esa forma, a los mártires y las vírgenes, los monjes y los misioneros, los doctores y confesores de la fe. En el siglo tercero apareció el monacato, con San Antonio Abad y San Basilio. En el siglo quinto el Espíritu suscitó al gran San Agustín. Más tarde, el patriarca San Benito dio origen a uno de los mayores movimientos de espiritualidad surgidos en la era cristiana, verdadero soplo de renovación que alcanzó el occidente. GAUDIUM PRESS

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