miércoles, 8 de enero de 2014

DESDE MI BOSQUE:LA ESTACION DE TREN DE ROVIŠĆE


Tal vez serían como las 5:30 de la mañana, y el sol aún no lograba calentar el día; apenas éramos cuatro personas que esperábamos en la pequeña estación de tren de Rovišće. Por aquí debería pasar, a las 5:50, el tren que va de Bjelovar a Zagreb. Sentados, en un  banco de madera, estaban una señora que acunaba a un bebé en sus brazos y un anciano que sostenía un bastón. De pie, a mi lado, un muchacho de unos 18 años que, de rato en rato, juntaba sus manos  y soplaba en ellas para entibiárselas. Hacía frío y la calefacción no funcionaba. El chico me preguntó ¿vas para Zagreb? Le dije que sí y me dijo –yo también-. Luego agregó: “A mí me gusta Zagreb, es preciosa, no como este pueblo de porquería, mira la estación, es un desastre, ni siquiera debería existir”. El abuelo intervino y le dijo. “Tal vez tengas razón, pero para ir a Zagreb el tren tiene que pasar por aquí, y si quieres ir para allá debes esperar aquí”. La señora me miró y nos sonreímos como coincidiendo con las palabras sabias de aquel anciano.

Es cierto, para llegar a conseguir una meta o un objetivo hay que pasar por algunas etapas. Lamentablemente vivimos presionados por una forma de vida que privilegia lo inmediato, el éxito fácil; a veces, por esa angustia de querer conseguir algo rápido perdemos la oportunidad de vivir plenamente nuestro presente. Las consecuencias son muchas: no disfrutamos y, por ende, no agradecemos lo que tenemos. Nuestras vidas tienen muchas estaciones y cada una de ellas con sus propios matices, sus propias riquezas. Es cierto que también hay cosas que no nos gustan e incluso desagradables, pero eso es parte de lo que somos, de lo que vivimos.

Tal vez una actitud distinta en la vida nos permita dar una valoración y un peso favorable a las situaciones que nos toca vivir. Es impresionante lo que podemos aprender de las cosas cotidianas. El tren de nuestras vidas avanza, a veces rápido, a veces lento, a veces incluso se detiene, pero es nuestro tren, es nuestro viaje y vale la pena vivirlo.

Un abrazo cariñoso

José San Martín
Kraljevac, Croacia
Tiempo de Navidad 2013

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