Misericordia et misera son las dos palabras que san Agustín usa para comentar el encuentro entre Jesús y la adúltera (cf. Jn
8,1-11). No podía encontrar una expresión más bella y coherente que
esta para hacer comprender el misterio del amor de Dios cuando viene al
encuentro del pecador: «Quedaron sólo ellos dos: la miserable y la
misericordia»[1].
Cuánta piedad y justicia divina hay en este episodio. Su enseñanza
viene a iluminar la conclusión del Jubileo Extraordinario de la
Misericordia e indica, además, el camino que estamos llamados a seguir
en el futuro. TEXTO COMPLETO
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