Enseñanza Religiosa en la Escuela - Apelación a padres y alumnos
Escrito por Ecclesia Digital
lunes, 25 de agosto de 2008
Queridos diocesanos:
A punto de comenzar el nuevo curso escolar y aunque sea reiterativo, quiero hacer una seria apelación a padres y alumnos católicos a que se tomen muy en serio el derecho y la obligación de solicitar la Enseñanza de Religión y Moral Católica en la Escuela (ERE), desde la etapa infantil al Bachillerato.
Además de un derecho y una obligación, es una necesidad para una persona creyente ser educado en el conocimiento de los contenidos, en la historia, en las prácticas y ritos, en la moral y de las normas que se derivan de su fe en Jesucristo y en su condición de discípulo del Señor. Difícilmente se puede seguir a quien no se conoce y se ama. La asignatura de Religión y de Moral Católica, junto con la educación original e imprescindible y el ejemplo de los padres y la valiosa ayuda de la parroquia o comunidad de fe, son medios aptos y eficaces para vivir y cultivarse como buenos cristianos.
Es evidente que, para solicitar sinceramente la asignatura de Religión y para mantenerse fiel y constante en su seguimiento, hace falta estar convencido de su necesidad y conveniencia y valorar la fe, la vida cristiana y los bienes espirituales y transcendentes en su justa medida; de otro modo, padres y alumnos optarán por otras asignaturas o actividades más rentables en esta vida o más halagüeñas o entretenidas. Sobre todo, si tenemos en cuenta que la actual legislación sobre la Enseñanza Religiosa en la Escuela, no la favorece, porque la relega a una asignatura sin valor, de la que se puede prescindir sin más.
En el curso que comienza, la asignatura de Religión tiene una dificultad añadida. Es la nueva asignatura obligatoria de “Educación para la Ciudadanía”. La dificultad viene dada, en primer lugar, porque esta asignatura es lo más parecido a la asignatura de religión. De hecho tiene muchos contenidos éticos, como los tiene también la Religión. En segundo lugar, proviene la dificultad para la asignatura de Religión de que la de Educación para la Ciudadanía es obligatoria; no así la de Religión, aunque sí obliga en conciencia, pero eso no cuenta para la nota. En tercer lugar, se plantea para los alumnos que elijan Enseñanza de Religión y Moral Católica la dificultad de tener que optar entre dos orientaciones y planteamientos muy distintos en estas dos asignaturas y aceptar o rechazar contenidos en abierta contradicción. Con la particularidad de que todos los alumnos tienen que examinarse y responder a los contenidos y orientaciones de la asignatura obligatoria, aun cuando estén en contradicción con sus convicciones. ¿O van a permitir que un alumno discrepe, sin que tenga consecuencias, cuando sea preguntado sobre determinados contenidos de obligado aprendizaje? Así debería ser por respeto a las convicciones y a la conciencia de cada uno, que es un terreno sagrado y un espacio inviolable. Pero, ¿será así?
De padres y alumnos dependerá que la Escuela mantenga su papel complementario y subsidiario de ayudar a los padres y a los alumnos en su obligación y derecho original, primario e intransferible de aprender, formarse y educarse conforme a sus convicciones y a su fe. Este derecho y esta obligación habrán de ejercerlo desde dentro de la Escuela, solicitando la Enseñanza de Religión y Moral Católica, manteniendo un seguimiento cercano y constante sobre lo que los alumnos reciben, tanto en la clase de Religión como en las demás asignaturas, y haciendo valer sus derechos por medios legítimos individualmente o asociados.
Os saluda y bendice vuestro Obispo
+José Sánchez González
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