Enseñar a jóvenes con ilusión es fácil, pero aguantar a los alumnos difíciles cuesta mucho. El Papa recordó a estos profesores que necesitan más apoyo los que menos estudian. Reconoció que no es fácil pero que vale pena.
FRANCISCO
"Jesús diría: si amáis sólo a los que estudian a los que son educados, ¿qué mérito tenéis? Y los hay que hacen perder la paciencia, pero a esos debemos amarlos más. Cualquier profesor se encuentra bien con los buenos estudiantes. A vosotros os pido que améis más a los estudiantes difíciles”.
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